24.10.07

ARCADIA


DORIS LESSING, NOBEL DE LITERATURA 2007
“Las feministas no han entendido nada"
El año pasado Arcadia publicó una extensa entrevista con la ganadora
del principal premio a la letras de este año, Doris Lessing.
Recuperamos un aparte para nuestros lectores.
Por Annette Levy-Wyllard
Fecha: 10/22/2007 -
Su novela El cuaderno dorado fue y sigue siendo el libro de culto de la
liberación femenina en el mundo entero. Pero ahora usted decide
denunciar a las feministas...
Siempre me ha molestado que El cuaderno dorado se haya convertido en la
Biblia de la liberación femenina porque yo jamás quise hacer un ensayo
feminista sino escribir sobre la vida de las mujeres. La gente piensa
todavía que se trataba de un manifiesto político y no es así. Me
llegaron montones de cartas de lectoras que hablaban solo de política y
cartas de hombres que me explicaban que el libro había sido liberador
para ellos. Acabo de recibir una carta de un brasileño que le dio la
novela a su esposa para que entendiera que puede haber vida fuera de la
casa y de la crianza de los hijos. Además, hay que recordar que en
Francia durante mucho tiempo ningún editor quiso publicar El cuaderno
porque les parecía muy radical.
Hoy puedo decir que las feministas han fracasado. Y es verdad, hoy en
día se puede decir, más o menos, que existe igualdad entre los sexos en
campos como el salario y lo profesional. Mujeres inteligentes y
formidables ocupan empleos clave. En los países occidentales ha habido
verdaderos progresos para las mujeres de ciertas clases sociales... Las
jovencitas de hoy no se dan cuenta que solo hace dos generaciones que
podemos controlar, como mujeres, nuestra propia vida, que ya no tienen
de qué preocuparse cuando quedan embarazadas. Esas muchachas creen que
todo esto es normal, y esa es la verdadera revolución de nuestro
tiempo, han tenido mucha suerte. Las mujeres modernas ahora pueden
hacer de todo, pero todo lo que quieren es encontrar un hombre, solo
hay que ver El diario de Bridget Jones o la serie Sex and the City para
darse cuenta...
Sin embargo, sobre todo en el tercer mundo, esa evolución no la pueden
disfrutar la mayoría de las mujeres. Si digo que las feministas han
fracasado, se debe a que ellas no pudieron capitalizar sus propuestas
en los años sesenta y setenta. Lo que en absoluto me sorprende pues no
esperaba demasiados cambios. Era una época muy emocional. Podrían haber
sido más calmadas y haber hecho más esfuerzos para trabajar junto a los
hombres. Siempre he pensado que no se puede avanzar haciendo
separaciones radicales, y no hay que olvidar que muchas de las grandes
feministas fueron hombres...
En 2001, usted protagonizó un escándalo cuando defendió a los hombres
al decir: “Las mujeres estúpidas, ignorantes y malas atacan a los
hombres más inteligentes y más atentos, y nadie dice nada. Los hombres
tienen desafortunadamente aire de perros abatidos incapaces de
contestar”. Y luego llamó a la revolución: “¡Es el tiempo de que
contraataquen!”.
Me encontraba en la tribuna del festival de Edimburgo, en Escocia y me
preguntaron algo sobre las feministas. Contesté que no me gustaba la
manera de tratar a los hombres, que debía ser terrible ser un varón. De
inmediato, el diario The Guardian tomó las declaraciones, y se levantó
una polémica nacional, con un montón de cartas a favor y en contra mío.
Quería decir que cada día estaba más irritada por la locura en contra
de los hombres, de manera persistente, sin que nos diéramos cuenta. Me
preguntaba por qué debíamos pelear por la igualdad despreciando
sistemáticamente a los hombres. Un día en una escuela primaria le
escuché decir a una profesora joven a sus alumnos (hombres) en clase:
“¡Todo es su culpa!”. Un pequeño se puso a llorar. Me pareció espantoso
aquello. Nunca me gustó el feminismo, ni en los años sesenta y setenta,
ni ahora. Siempre detesté ese lado antihombres de esas muchachas de
izquierda que odiaban a los tipos, al matrimonio y a los hijos. Eso es
una tontería y una pérdida de tiempo. Han debido hacer las cosas de
otra manera.

Usted atacó también a Simone de Beauvoir...
Era una feminista que odiaba ser una mujer y todos los aspectos de la
feminidad. Por ejemplo, tener la regla. Es claro que ella quería ser un
hombre. Estúpida. Es como estar furiosa contra el clima. Me gusta más
Woody Allen cuando dijo: “Me da igual morir, pero no quiero estar allí
cuando pase”.
Nunca me convenció ese modelo de pareja “ideal” Sartre-Beauvoir,
enseguida pensé que era falsa. Sartre se portó como todos los hombres
siempre se han portado. Y Beauvoir, como todas las mujeres. Mientras
que en sus libros ella trataba de mostrarnos que se trataba de una
relación moderna, de amores múltiples, sin celos. Pero mientras que
Sartre tenía sus historias de amor por su lado, ella se quedaba casi
siempre en casa.

Usted le declara la guerra a lo “políticamente correcto”...
¡Odio lo políticamente correcto! Es la visión de un mundo dividido en
Bien y Mal. Se encuentra por todos lados en la lengua inglesa. En
particular cuando usted habla de las razas: no puede decir ni Blanco ni
Negro. Y luego lo vigilan en caso de que se le suelte algo así. El
fenómeno es terrible, sobre todo en las universidades norteamericanas,
porque los norteamericanos llevan siempre todo al extremo. Es un país
histérico y me pregunto por qué. Así descubrí que mi novela The Good
Terrorist sucedía en los campus norteamericanos para subrayar todo lo
que en ese libro no es políticamente correcto. Por ejemplo, el
personaje del músico es un chico negro: es “políticamente incorrecto”.
El comunismo está muerto, sin embargo la herencia de ese lenguaje
vacío, que siempre debe inventarse un enemigo se ha perpetuado entre
los intelectuales.
En todo caso, lo políticamente correcto toca a la crítica literaria que
sigue infiltrada por esos vestigios de la moda del pensamiento
comunista. Cada escritor ha pasado por la experiencia de escuchar
preguntas de los periodistas como “¿Piensa usted que los escritores
deberían...?” y eso termina con una declaración política con la palabra
“compromiso”. O bien se lee el libro de uno diciendo que se trata
evidentemente de “un tema”.


Usted fue comunista. ¿Lo lamenta hoy en día?
Yo fui comunista hace medio siglo. Cuando llegué a Inglaterra todo el
mundo era comunista, o lo había sido. Estábamos en plena Guerra Fría,
el enfrentamiento era muy duro. Eso continuó hasta el final de los años
cinuenta, hasta que dejaron de interesar Trotski o Stalin, pues
encontrábamos todos sus discursos aburridos, y comenzamos a burlarnos
de la jerga política. Nos divertíamos, teníamos humor. Sobre todo, ya
discutíamos sobre la cuestión de los hombres y las mujeres, y eso fue
mucho antes de la liberación femenina. No esperamos para hacer nuestra
revolución sexual. Me pregunto por qué todo el mundo piensa que el sexo
se lo inventaron en los años sesenta... Gracias a Dios ¡hubo algo de
eso en los cincuenta! Cuando digo esto, siempre me miran con
estupefacción o incredulidad. Como cuando digo que lo único importante
en las relaciones entre hombres y mujeres es que sean divertidas. Por
eso ahora escribo una comedia.

Go confidently in the direction of your dreams. Live the life you have imagined. (H.D. Thoreau)


19.10.07





The Cave of the Yellow Dog

Una exquisitez a los sentidos
La fotografía
El guión -sin guión.
La dirección
La música
Las actuaciones -sin actores.
Una belleza

17.10.07